¿CASTELLANO O ESPAÑOL?

¿ CASTELLANO  O  ESPAÑOL ?


La importancia de muchas palabras va más allá de su significado lingüístico. Alcanzan un significado ideológico que suele escapar a quien las utiliza. Su importancia es mayor de lo que parece. En Occidente, poco a poco, ha servido para ir manipulando la historia e ir cambiando el pensamiento. Son muchos los términos que se adaptan a este planteamiento, turbio pero muy eficaz. Vamos a analizar un caso de palabras que se han impuesto a la realidad. ¿Cómo?, ¿Por qué? Veámoslo.

¿ “Castellano”  o  “español” ?

Contestaros a esta pregunta: ¿en qué lengua hablamos nosotros? ( … que cada uno lo piense … ) Quizá, la mayor parte habrá pensado: “en castellano”.

Actualmente, para referirse al idioma común que, según la constitución, todos los españoles tenemos el derecho y el deber de conocer, generalmente se utiliza el término “castellano”. Los españoles, por lo visto, hablamos en castellano. No en español. La utilización del término “castellano” en vez de “español” es correcta si tenemos en cuenta dónde nació el idioma: en Castilla. Por tanto, parece adecuado emplear la palabra “castellano”.

¿Qué pasa en los demás países de Europa?

Siguiendo la misma lógica, en Francia hablarían “occitano”, porque fue en Langued´oc donde nació el francés. En Alemania “germano”, porque fue en la antigua zona de Germania donde nació ese idioma. En Italia “toscano”, porque fue en La Toscana donde nació esa lengua. Y en Rusia “moscovita”, porque fue en el ducado de Moscú donde nació el ruso. Es decir, igualaríamos el uso que se hace en España donde, según parece, se habla castellano porque nuestro idioma nació en Castilla.

Sin embargo, en esos países, no se habla ni occitano, ni germano, ni toscano, ni moscovita. Se habla francés, alemán, italiano y ruso. Y esto son solo algunos ejemplos pues en todos los países grandes sucede lo mismo[1]. Por tanto, como la razón no es la zona geográfica donde nació el idioma, tenemos que buscar otro argumento. Ese argumento podría ser que, en España, además del castellano se hablan otras lenguas y dialectos: catalán, vasco, gallego, bable, mallorquín, etc. y eso no sucede en los otros países. ¿No sucede en los otros países? Vamos a verlo:

En Francia existen, entre otras, las siguientes lenguas y dialectos: provenzal, alsaciano, gabache, bretón, flamenco y así hasta 17 lenguas distintas. En Italia se habla piamontés, lombardo, ligur, boloñés, corso, sardo, romano, umbro, marchigiano, siciliano, napolitano, calabrés y algunas otras. En Alemania el sórabo, frisón, danés, suabo, bávaro, franconio, jiddisch, coloniense, limburgués, turingio, silesio, plautditsch, westfalio, markisch, pomeranio, etc. Y en Rusia el abazo, altái, baskir, buriato, cabardiano, calmuco, chechenio, erziano, ingusetio, mansi, nogayo, osetio, tártaro, tuvano, yacuto y así hasta casi 200 lenguas más. Entonces ¿por qué en España no se sigue la lógica normal de Europa y se dice “español”, en vez de “castellano”?

Para explicarlo, es importante saber lo siguiente: un idioma oficial tiene la finalidad principal de ser el elemento unificador más importante de un pueblo: “el elemento unificador más importante”, sí. Hoy se admite que la lengua es el rasgo principal de un país y un idioma concreto refuerza el sentimiento nacional de quienes lo hablan. Por eso no permiten el español en Cataluña, para que la población solo hable catalán y se sienta aglutinada en un elemento común tan importante como el idioma. Excluyendo a los demás.

¿Cuándo comenzó a decirse “castellano” en vez de “español”? Fue en los meses anteriores al referéndum para la aprobación de la constitución española de 1978. En aquel tiempo, los diputados que estaban preparando esa constitución, para intentar que los nacionalismos vasco y catalán la aprobaran y cooperaran con el resto de España en construir la joven democracia que entonces empezaba, les hicieron grandes concesiones. En esos meses los partidos nacionalistas vasco y catalán expusieron que, puesto que el vasco y el catalán, también se hablaban en parte de España, usar el término “español” para nombrar la lengua común de los españoles “discriminaba” a las otras lenguas que también se hablaban en alguna parte de España.

Dicho razonamiento nos separaba de la lógica común que se usa en toda Europa, pero los representantes de los partidos de ámbito nacional pensaron —equivocadamente, como vemos en la actualidad— que haciendo concesiones a los partidos nacionalistas vasco y catalán se complacería su aspiración de autonomía. Una autonomía que, entonces, no era tan radical como ahora. Pensaron que, al hacer las concesiones de competencias más amplias de toda Europa[2], los nacionalistas vascos y catalanes se conformarían y darían por cerrado su proceso de autonomía. En definitiva: una vez que hubieran obtenido todo lo que deseaban, ayudarían en la marcha general de toda España, sintiéndose parte del país.

Hoy, 37 años más tarde, muchos españoles ven el error de aquella actuación. Los españoles sí, menos los políticos que no saben reconocer sus propios errores porque eso les obligaría a rectificar. Las ansias de independencia de los partidos nacionalistas vasco y catalán están ahora más exaltadas que nunca, y las ideas independentistas que nadie sabe, por ahora, como acabarán.

Esta es la razón por la que, actualmente, se habla de “castellano” y no de “español”. El término “español” es correcto pero, poco a poco, han ido quitándolo de la circulación y. hoy, solo algunos que saben la razón de ese cambio de lengua utilizan, legítima y lógicamente, el término “español” en vez de “castellano”. Igual que en Francia, en Italia, en Alemania, en Rusia y en los demás países de Europa. Una vez más: “Spain is different”.



                                                                                                           



[1] Se puede objetar que, en Gran Bretaña, sí se habla inglés. Pero eso es debido a que “gran bretañés” y sus traducciones a cualquier idioma, suena ostensiblemente mal. ¿Decimos, entonces, “bretón”? No, porque ya se habla en una región de Francia.
[2] Más amplias que las de los 16 landers alemanes, de los 23 cantones suizos, de los 3 reinos y repúblicas de Gran Bretaña, de las 2 regiones autónomas de Portugal, de las 20 regiones italianas y de las 83 regiones federadas rusas.

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