Localización. La torre de la Malmuerta es uno de los monumentos medievales mejor
conservados y más ignorados de Córdoba. Se
encuentra entre las antiguas puertas del Colodro y del Rincón. Su emplazamiento
le permitía el control y la defensa de estas dos puertas y vigilaba el acceso desde
la actual carretera del Brillante, antigua vía romana. Por este camino, en la
Edad Media, se accedía a las ermitas de la sierra —que ya existían—, a las
casas de labor de la zona y a una de las vías de comunicación con Extremadura.
Era el edificio militar más alto de Córdoba (numerosas
torres de iglesias eran más altas pero no servían para la defensa). Desde su
azotea se tiene una magnífica panorámica de toda la ciudad: en el extremo más
alejado se ve el Guadalquivir, el Arenal y el Campo de la Verdad. Es un lugar
apto para controlar, visualmente, toda la urbe, aunque no fuera principalmente
la finalidad de su construcción.
Que
en el mismo lugar que hoy ocupa la torre hubo otra anterior con el mismo nombre
no responde a la realidad. La torre es original, de nueva
planta y en su lugar no hubo ninguna torre anterior.
El nombre "Malmuerta". Aunque hoy solo se la conoce como “Torre de la Malmuerta”, hace siglos se le llamaba también “Torre de la Encantada” y “Torre del Milagro”. Sobre el origen del nombre "Malmuerta" nada se sabe con seguridad. La leyenda que atribuye su construcción a un castillo de un marido que mató por celos injustificados se enmarca, solo, dentro de la fantasía popular. Sí se podría admitir que, quizá, un nombre tan sugerente, pudiera tener en su origen un hecho criminal, pero esto es solo una posibilidad.
Fecha de su construcción. Sabemos su fecha de construcción con seguridad porque, empotrada entre sus muros, hay una lápida de piedra. Ahí hay dos recuadros: uno superior con las armas reales de Enrique III, que aún conserva restos de policromía en rojo y negro, y otro inferior con una inscripción que es la que nos interesa. Se trata de un texto testimonial, contemporáneo a su construcción, que detalla el rey que la mandó construir: Enrique III (primer rey de Castilla que, antes de ser coronado rey, llevó el título de Príncipe de Asturias. Título de los herederos de la corona española). En la lápida también viene la duración de las obras (1406-1408), y puntualiza incluso cuando se comienzan los cimientos. Se especifica hasta los personajes más importantes de Córdoba durante la ejecución de las obras: el obispo, el corregidor, los regidores, el alguacil mayor, etc. Todos estos datos —expuestos con gran visión histórica— aportan las fechas y circunstancias de la torre con una seguridad absoluta. En la lápida poner lo siguiente:
Litografía de 1875. Se realizó teniendo como modelo una fotografía tomada en 1873 |
El nombre "Malmuerta". Aunque hoy solo se la conoce como “Torre de la Malmuerta”, hace siglos se le llamaba también “Torre de la Encantada” y “Torre del Milagro”. Sobre el origen del nombre "Malmuerta" nada se sabe con seguridad. La leyenda que atribuye su construcción a un castillo de un marido que mató por celos injustificados se enmarca, solo, dentro de la fantasía popular. Sí se podría admitir que, quizá, un nombre tan sugerente, pudiera tener en su origen un hecho criminal, pero esto es solo una posibilidad.
Cuadro del siglo XIX, de Rodríguez Losada.
Representa el asesinato de una mujer. La leyenda más extendida sobre la torre. |
Arriba, escudo de Enrique III, con
restos de sus colores originales
tras más de 600 años. Abajo, lápida con
numerosos datos sobre su construcción.
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Además de este documento, que hubiera sido suficiente para datar la torre, existen otros escritos que siguen ampliando información. Como la Crónica del rey Juan II de Castilla. Al tratar del reinado de su padre Enrique III, expone:
Real Provisión de Enrique III, de 1404. Explica
que le dinero para construir la torre se obtuvo,
entre otras cosas, de las multas a los jugadores
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Fotografía de 1863. Es una
buena imagen de la
Córdoba decimonónica.
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Cámara de tiro para soldados armados con arcos o ballestas |
Alzado de la torre. La bóveda de la cámara
tiene 10 m de altura. Y la altura total
de la torre es de 25.5 m.
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El interior de la estancia es muy interesante.
Tiene cuatro pequeñas cámaras cuadradas empotradas en los muros. Estas cámaras
tienen 1´40 m de lado. En ellas cabe perfectamente un soldado que puede
protegerse mientras asoma su arma de tiro por tensión (arcos o ballestas), a
través de la estrecha saetera que da al exterior y cuya anchura es de 0´10 m.
Los espolones. Servían
para evitar que se acercaran
las máquinas de asedio
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Los espolones. Hemos de
aclarar un error generalizado. Casi todos los que han escrito algo sobre la
torre afirman que tiene siete contrafuertes en su base. Pero la torre no tiene
ningún contrafuerte. En arquitectura medieval un contrafuerte sirve para
reforzar los muros del edificio y, en la torre, no los hay. La obra maciza, de
forma y planta triangular que hay en siete de sus ocho lados son espolones y no
contrafuertes. La finalidad de los espolones. Su finalidad era impedir que las
máquinas de asedio —generalmente, torres móviles de madera— se acercaran a los
muros hasta pegarse a ellos y los soldados enemigos pudieran entrar desde las torres de asedio a la azotea de la
fortificación asediada.
Rasgos gótico-mudéjares. El único
elemento ornamental del edificio está en el exterior, bajo las almenas: dos
cenefas que rodean completamente la torre. Hay otros tres
detalles propios de su cronología gótica: los arcos que cubren las cámaras de
tiro, que son apuntados, la puerta de acceso también ligeramente apuntada y la
bóveda de la cámara, con ocho plementos que confluyen en una clave. Son los únicos detalles que
responden a su época de construcción gótico-mudéjar.
Marcas de canteros. Son señales grabadas en la superficie de cualquiera de las caras del bloque de piedra. En la torre hay 34 marcas diferentes que aportan la siguiente información. 1º. Que fuero muchos los canteros diferentes que intervinieron en el abastecimiento de sillares para la construcción de la torre. 2º. Que hubiera tantos abastecedores de piedras posibilitó que se construyera en tan corto espacio de tiempo: solo dos años. 3º. Que los canteros que trabajaron en la construcción de la Malmuerta fueron, en parte, los mismos que trabajaron en otros edificios medievales de Córdoba: la Iglesia de San Miguel y el castillo de Almodóvar del Río.
Hechos históricos de la torre. Que la torre de la Malmuerta se conserve en la actualidad, sin haber sido derribada, se debe al azar. Hasta hoy, nunca ha existido un plan concreto para salvarla de la piqueta ni interés para conservarla por parte del municipio.
La torre en un grabado
de 1849, basado en una xilografía de 1820. |
En el siglo XVII sirvió de prisión para los miembros de la nobleza local que, a causa de su alta dignidad, se negaban a ser encerrados en la misma cárcel que los presos comunes. En el siglo XVIII, sirvió para que el erudito cordobés Gonzalo Antonio Serrano realizara observaciones astronómicas. El terremoto de Lisboa del 1.XI.1755 que tantos monumentos destruyó en la Península Ibérica y, sobre todo, en Portugal, dejó ilesa la torre y la piedad popular comenzó a hablar de la “Torre del Milagro”. En 1789 el ayuntamiento decidió derribar la zona de muralla que la unía a la torre.
En 1850 se utilizó como almacén de pólvora. Guardar
un material tan peligroso en un edificio dentro de la ciudad se convirtió en un
problema y fue motivo de una larga disputa entre diversos organismos públicos.
En agosto de 1862 la pólvora seguía allí y en febrero de 1864 se trasladó a San
Jerónimo mientras se construía un polvorín.
Interior de la torre en 1951, durante la exposición: "Los cordobeses y el descubrimiento de América" |
El interior en 1951 con muebles de época y ventanas
de cristales emplomados para la exposición: "Los
cordobeses y el descubrimiento de América". |
En 1896 uno de sus ángulos amenaza ruina. Como suponía un inminente peligro para los vecinos se decidió que, para evitar un posible accidente, lo mejor es derribar la escalera de acceso: en vez de restaurar, derribar. Parecía que la torre no se salvaría. Su interior se había utilizado para diversos fines. Así llegó hasta el siglo XIX, y tras sacar la pólvora de allí —antes de derribar las escaleras que la unían a la muralla—, su interior sirvió como cámara de fumigación de ropas infectadas en tiempos de epidemia. En 1928 la torre se utilizó como almacén de muebles y en 1930 se cedió como sede para la sección cordobesa del Patronato de los Exploradores de España. Pocos años más tarde, durante la guerra civil, vuelve a ser utilizada. Esta vez como refugio de la población civil del barrio del Matadero ante los bombardeos de la aviación republicana. En 1951 se instaló en ella una pequeña exposición dedicada a los cordobeses que participaron en el descubrimiento de América. Algunos otros usos, más o menos esporádicos, se le han ido dando hasta hoy.
Fotografía "coloreada" del siglo XIX |
Peligros actuales. En el siglo XXI, los peligros de la torre son comunes a la mayoría de los monumentos de toda Europa. La palomina (excrementos de paloma) contiene una alta cantidad de ácido fosfórico y úrico que atacan la piedra con su acción degradante. Otro peligro es la contaminación atmosférica, en este caso, proveniente de los coches y autobuses. Y, en tercer lugar, la humedad (en este caso por condensación o capilaridad) que ataca los edificios poniendo en riesgo su consistencia.
Escalera de ascenso desde la
cámara hasta la azotea.
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En lo que se refiere a las leyendas y tradiciones, no hay muchos monumentos en Córdoba que tengan más que la torre de la Malmuerta. Bastan, para comprenderlo, los tres nombres que a lo largo de los siglos se le ha ido dando: "Torre de la Malmuerta", "Torre de la Encantada" y "Torre del Milagro"
Bibliografía:
GARCÍA DEL JUNCO, F., La torre de la Malmuerta (Córdoba). Castillos de España, nº 133. Madrid, 2004.
GARCÍA DEL JUNCO, F., Las marcas de cantero como señal de sincronía en los edificios de un castillo. Castillos de España, nos 171-172, Madrid, 2013
GARCÍA DEL JUNCO, F., La torre de la Malmuerta de Córdoba, ed. Almuzara, 2013, Córdoba.
GARCÍA DEL JUNCO, F., La torre de la Malmuerta de Córdoba, ed. Almuzara, 2013, Córdoba.
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