Situación y nombre. El castillo se encuentra sobre un cerro de 252 m. de altura sobre el nivel del mar y 131 m. sobre el centro del pueblo de Almodóvar. Esto le otorga la mayor de sus cualidades tácticas: un enorme alcance visual del territorio. Su superficie total es de 5.628 m
2. El nombre del castillo de
“Almodóvar” es la castellanización del árabe
al-Mudawwar. Últimamente se le viene llamando castillo de “la Floresta” pero ese nombre es erróneo: nunca se llamó así y no aparece en ningún documento histórico antiguo.
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En esta imagen se pueden ver cinco de las nueve torres del castillo.
De izquierda a derecha: torre Cadrada, Redonda, Escuela, Escucha
y de las Campanas (llamada también de la Miga) |
Hechos en la dominación musulmana. En el año 741 un destacamento militar, procedente de Siria, se sublevó. Abd el Malik ben Qatan, emir de Córdoba, fue brusco con ellos y los sublevados lo apresaron y lo crucificaron, crucificando a su derecha un cerdo y a su izquierda un perro.
En 759 el castillo sirvió de refugio al último gobernador del Emirato Dependiente, el emir Abd al-Rahmán al-Fihrí, a quien Abd al-Rahmán I derrotó, comenzando a partir de ese momento el Emirato Independiente de Córdoba. En 770 tuvo lugar de la batalla de Munmassar y Abdalá, se presentó en el castillo ante Abd al-Rahmán, para llevarle las cabezas cortadas de los vencidos.
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Entrada al castillo. Las hojas de la puerta miden 5 m.
de altura. Están hechas como en la Edad Media pero
son del siglo XX. Arriba, a la derecha, el escudo "Corral"
que es el apellido de quien compró el castillo en 1629
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En 1226 al-Bayyasí se coronó rey, engrandeció el castillo de Almodóvar y firmó una alianza con Fernando III el Santo. Cuando los musulmanes de Córdoba conocieron su alianza con un rey cristiano lo persiguieron y al-Bayyasí fue al castillo a refugiarse. Sin embargo, una vez dentro, su propio visir lo entregó a sus enemigos y le cortaron la cabeza a las puertas de la fortaleza. Cuando mostraron la cabeza cortada al rey musulmán de Sevilla, éste, la golpeó con una vara y le insultó. Como vemos entre los musulmanes que invadieron la Península Ibérica, la lucha se llevaba hasta el final, sin ningún tipo de compasión.
Algunos sucesos tras la reconquista. En 1240 reconquista el castillo el rey Fernando III el Santo, 4 años después de la reconquista de Córdoba. Con el fortalecimiento del castillo por los cristianos, se convierte en una fortaleza inexpugnable, así lo demuestra que varios reyes lo eligieran como residencia de sus estancias en Andalucía: Pedro I y Enrique II. Y, aún más, cuando Pedro I (1350-1369) lo usó como vivienda, guardaba allí su tesoro de monedas de plata y oro. Además el rey don Pedro y Enrique III lo utilizaron como prisión real para personas de gran importancia. Que era un lugar muy seguro lo prueba también el hecho de que, a finales del siglo XV, el dinero destinado a la reconquista de Granadas se guardaba entre sus muros. Además sus alcaides (los que mandaban en el castillo) se entrometían en el gobierno de las villas y ciudades pues, mandar en el castillo de Almodóvar, era un puesto deseado.
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Una de las galerías del castillo. La puerta de la izquierda da a la biblioteca,
La puerta del fondo al patio de armas y, por el fondo a la derecha,
se accede a la casa-palacio. Todas las paredes son de sillares de piedra,
y los techos son bóvedas de ladrillos encintados
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Siempre fue un castillo importante. En un largo pleito entre Córdoba y la Orden de Calatrava, la fortaleza fue la fianza que Córdoba entregó a la Orden hasta que pagara una gran cantidad de dinero. Y en 1629, Felipe IV vende el castillo y su alcaidía por 1.500.000 de maravedíes, y el señorío de la villa por más de 15.000.000. Hasta hoy, la fortaleza ha permanecido en manos de la misma familia.
Destrozos en la Guerra civil de 1936. En 1932 se habían enviado al castillo muebles, vajillas, libros, etc. El castillo estaba casi restaurado y se envió lo necesario para que se pudiera habitar. Pero la guerra civil española fue un atentado salvaje contra el patrimonio cultural de Almodóvar del Río. El conde de Torralva, que encargó la restauración, murió en diciembre de 1932 y se libró de ver como se destrozaba lo que había costado tanto tiempo, trabajo y dinero.
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El castillo en una vista aérea de 1970. |
La guerra comenzó el 18 de julio y el mismo día 19, los republicanos comenzaron los destrozos. El saqueo duró desde el 19 al 23 de julio. Se quemaron los libros de la biblioteca, en la que había valiosos volúmenes de geografía, agricultura, historia, viajes, leyes, etc. en español, inglés, francés e italiano. Se quemaron diversas colecciones de documentos, 136 cajas de madera de caoba y de pino, varias librerías de caoba repletas de documentación. Numerosísimos planos, dibujos, bocetos y acotaciones del castillo, de las obras llevadas a cabo, de todos los pormenores que hubo que superar para salvar el monumento de su ruina: ¡todo ardía muy bien! Solo era cultura.
Por la torre de las Campanas se tiró la valiosa vajilla que se había encargado expresamente para el castillo y que todavía estaba sin desembalar. También se quemaron los muebles de madera. Entre la capilla y la torre Escuela se amontonó todo lo que podía arder: todo el mobiliario que se había llevado para dejar el castillo habitable. El destrozo descendió a detalles como el arranque de los llamadores de bronce de la capilla y el rompimiento de los macetones de cerámica de colores de Triana con el escudo Corral: todo lo que se pudo destrozar se destrozó. Cuadros, tapices y lámparas corrieron la misma suerte. Fue lo mismo que pasó en tantos monumentos de todo el país.
Todo lo que se quemó estaba guardado en la capilla que, por estar terminada, servía de almacén. De aquí se sacaron muebles, libros y numerosos documentos sobre la propia restauración del castillo: planos, dibujos, anotaciones y un largo etc. que desapareció para siempre. Se había construido una capilla en el castillo y si no se cometieron sacrilegios, ni se quemaron imágenes fue porque. Por esa razón no había ni cuadros, ni imágenes de santos, de lo contrario hubieran corrido la misma suerte que los cuadros y las imágenes del propio pueblo de Almodóvar.
Razones de su emplazamiento. El lugar donde se construyó el castillo tiene numerosas ventajas. 1º- La altura del cerro le facilita mucho su defensa. 2º- Su estratégico dominio del espacio entre la campiña y la sierra. 3º- Los numerosos castillos que se ven desde su situación. 4º- El control del acceso a la campiña que posibilitaba la ocupación del territorio. 5º- La custodia del paso natural más importante y estratégico entre Castilla y Andalucía Occidental. 6º- El control del tráfico fluvial por el Guadalquivir y el dominio de su cauce pues en la Edad Media el río era navegable hasta Córdoba. 7º- La protección del camino entre Córdoba y Sevilla. 8º- La vigilancia del acceso a Córdoba por el sur, que garantizaba la seguridad de la ciudad. 9º- Su inmediación al río, que le permitía el abastecimiento de agua para los aljibes.
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Este agujero en el techo es la única entrada que hay a la
mazmorra de la torre del Homenaje, a 8 m del suelo.
La única luz que llega es la que entra por dos
estrechas aspilleras. Su seguridad es absoluta.
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Subterráneos. Entre los numerosos subterráneos del castillo los más interesantes son las dos mazmorras, tres aljibes, una poterna, un pasadizo entre las torres Redonda y Cuadrada, una galería tras la casa-palacio, una galería en el sector sudoeste, un pasadizo en la zona norte, una galería extramuros al este, otra galería en la plaza de armas de la capilla, y algunos más.
Torres y murallas. El castillo tiene nueve torres. Dos califales del siglo X: Redonda y torreón del Moro. Una almohade del siglo XII: Escucha. Cinco cristianas del siglo XIV: Homenaje (la más importante del castillo, con 33 m. de altura), Cuadrada, Escuela, Campanas y Ceniza. Y una del siglo XX: Pequeña. Tiene casi medio Km. de murallas. En algunas zonas del castillo hay doble línea de murallas y en otras zonas hasta tres líneas. También hay un antemuro de gran anchura y longitud. El castillo nunca tuvo fosos ya que, por su ubicación, no eran necesarios.
Las marcas de cantero. Se han encontrado muchas de cantero en los sillares. Demuestran que, algunos de los canteros que tallaron sillares para el castillo, también lo hicieron para la torre de la Malmuerta y la Iglesia de San Miguel, ambas en Córdoba. Es una de las conclusiones más interesantes de la investigación reciente en el castillo ya que esto —mostrar distintos monumentos en que trabajaron los mismos canteros medievales— es una línea de investigación poco experimentada en las fortificaciones medievales de la Península Ibérica.
Las que exponemos a continuación son, únicamente, 22 de las 34 marcas diferentes encontradas en la Torre del Homenaje. En concreto las que pueden registrarse como variantes de cruz latina (línea superior), variantes de cruz griega (línea media) y variantes de forma de aspa (línea inferior)
Fases de construcción. En primer lugar aclaramos que, en el castillo de Almodóvar, no hubo ningún asentamiento anterior, ni romano ni visigodo. Existen dos periodos culturales: hispano-musulmán y cristiano. En época hispanomusulmana hubo tres momentos constructivos: emiral del siglo VIII (el perímetro de las murallas interiores), califal del siglo X (torre Redonda y Torreón del Moro), y almohade del siglo XII (torre Escucha y fortalecimiento de lienzos del sector sudoeste).
De época cristiana hay dos etapas constructivas: mudéjar del siglo XIII (el Revolcadero), y la ampliación del siglo XIV (torres del Homenaje, Cuadrada, Escuela, de las Campanas, Ceniza y el antemuro). Finalmente existen construcciones contemporáneas del siglo XX (casa-palacio, capilla y biblioteca)
Restauración. Aunque el arquitecto principal de la restauración fue Adolfo Fernández Casanova (Pamplona, Navarra, 1843-Madrid, 1915) también intervinieron Pablo Gutiérrez Moreno (Madrid, 1876-1959) y Antonio Illanes del Río (
Umbrete, Sevilla, 1883-Sevilla, 1973). Hoy estamos en condiciones de afirmar que Casanova realizó un gran trabajo de restauración, entre otras cosas, porque se alejó considerablemente de los postulados de Viollet-le Duc. Afortunadamente no se dejó guiar por las ideas del arquitecto francés.
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El patio de armas en 1925, durante la restauración. Al fondo la torre Escuela |
Los estudios previos para la restauración comenzaron en 1897 y en 1901 comenzó la restauración, materialmente hablando, de tallar y colocar sillares. Su término llegó con la guerra civil, el 18 de julio de 1936. Para entonces, casi todo el castillo estaba restaurado. La piedra para abastecer las obras provenía de nueve lugares diferentes: Posadas, Luque, Fuenreal, Monturque, Doña Mencía, Cobatillas, Montilla, Montoro y Puente Genil. La cantera que más sillares aportó fue la de Posadas. Y fueron nueve los tipos y trabajos de piedra que se encargaron: piedra ripia, asperón, granulada, desbastada, sillarejo, franca, de antepecho, blanca y sillarejo ordinario. Cada una de ellas se empleaba en un lugar determinado de la fortaleza. Hemos contabilizado hasta 300 sillares de diferentes medidas, los mayores de 2´5 m de longitud.
Palacio, capilla y biblioteca. Estos tres edificios son del siglo XX. De la época de la restauración. Estos edificios: la casa-apeadero, la biblioteca y la capilla posibilitaron la ocupación del edificio y evitaron su abandono y nueva ruina ya que, si la restauración se hubiera limitado a la edificación medieval, no hubiera sido posible su uso en la actualidad.
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"Hall" de Los Leones. Es la entrada a la casa-palacio
que se encuentra en el patio de armas. Inspirada
en los leones de las Cortes Generales de Madrid..
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La casa-Palacio. Es uno de los elementos más vistosos y estéticos de todo el conjunto y su estilo historicista no desentona con el entorno. Su diseño y construcción debe, casi en su totalidad, a Adolfo Fernández Casanova. Su lugar de construcción se eligió teniendo en cuenta las magníficas vistas a la campiña cordobesa. La escalera de entrada está flanqueada, al inicio de sus pasamanos, por dos leones sobre un pedestal que recuerdan, salvando las dimensiones, los leones de la escalinata de las Cortes Generales de Madrid, en los que están inspirados. Quizá la característica principal de esta casa-palacio es que en la fachada no hay nada simétrico. Se puso cuidado en que todos sus elementos estuvieran dispuestos de manera irregular de forma que cada sección de la fachada formara un todo diferente y que la fachada en conjunto no diera sensación de repetición ni de monotonía. Uno de los elementos más importantes de su interior es la señorial chimenea del antiguo comedor.
Su aspecto exterior merece una última consideración. Su estilo propio de países anglosajones, el contraste entre la piedra blanca y los ladrillos grises de la fachada, los chapiteles de las torrecillas, etc., nada de todo eso es “típico” en la arquitectura del sur de España. Si hay monumentos con esta estética, estos son escasos. ¿Por qué un estilo tan infrecuente? Porque el conde de Torralva estudió en Inglaterra, donde estos edificios son habituales. Allí conoció la arquitectura de las mansiones inglesas de los siglos XVII, XVIII y XIX y este es el “aire” que quiso darle a esta edificación.
La capilla. Este edificio, igual que la biblioteca, fue construido por Pablo Gutiérrez Moreno y Antonio Illanes del Río. Su estructura y el sitio en el que se levantó fueron replanteados y cambiados varias veces. Es el edificio más pequeño del castillo y el que más tiempo necesitó para construirse. Se comenzó a principios de 1919 y se terminó a mediados de 1934. Es muy posible que, en la Edad Media, el castillo tuviera una capilla como se desprende de algunos hechos históricos y arquitectónicos.
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Capilla del castillo de Almodóvar. De planta octogonal y cubierta por una
laboriosa bóveda de crucería inspirada en la bóveda de la Capilla de la
Quinta Angustia de Sevilla. |
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Capilla del castillo de Almodóvar, con la Virgen del Rosario en el retablo.
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Es un templo de reducido tamaño y bien proporcionado. De planta circular con una cúpula central rodeada por una galería. De los elementos de la capilla, la cúpula de lacería de estilo neomudéjar es su componente más importante. Está inspirada en la bóveda del primitivo convento dominico de San Pablo, en Sevilla, levantado tras la reconquista. Además, su reducido tamaño, su sistema de cubierta, su planta octogonal centrada y sus columnas en los ángulos del octógono hacen pensar que el arquitecto tomó ideas del templete de San Pietro in Montorio, edificio renacentista levantado por Bramante, en Roma, y sufragado por los Reyes Católicos a principios del siglo XVI.
La biblioteca. Es el único edificio que, exteriormente, no tiene ninguna afinidad estilística con el resto del conjunto. Es la mayor habitación del castillo (12´5 m de largo por 7 m de ancho por 5 m de altura.) Palaciega y bien proporcionada pero no parece que se tuviera en cuenta el conjunto de la fortaleza para que la biblioteca guardase una mínima conexión con ella. Al nordeste hay tres grandes ventanas ojivales y en su frente contrario una puerta que da al pasillo por el que se accede a la capilla.
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Biblioteca del castillo. Es una enorme habitación de más de 12 m. de longitud. Las vigas del techo son de madera
de pino de tea y, en las ménsulas que las sostienen, están talladas figuras de cabezas humanas. A la derecha
de la fotografía se pueden ver dos de los tres grandes ventanales de arcos apuntados que hay en la estancia.
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Las preciosas vigas de madera que parecen sostener el techo y que se ven desde el interior sólo son decorativas. Hay 4 gruesas vigas a lo ancho, con magníficas labores neomudéjares, que recaen en 8 ménsulas y 16 vigas menores a lo largo. La madera que se eligió madera de pino de tea y se colocaron en mayo de 1924. El detalle más ornamental y elegante en este salón es, sin duda, el techo: por las vigas antedichas como por las ménsulas donde recaen. Junto a la simplicidad y frialdad decorativa de toda la estancia se colocaron ménsulas en forma de cabezas humanas con caras ligeramente ladeadas de una factura y belleza considerables. La idea se tomó de la iglesia del antiguo convento de los Trinitarios de la Rambla, Córdoba, donde las ménsulas que recogen la armadura del coro presentan los mismos motivos.
Uno de los mejores resultados de la restauración fue el respeto y fidelidad a la arquitectura del castillo tal y como era en la antigüedad. Esta fidelidad a lo antiguo es una constante que encontramos, numerosas veces, en las indicaciones de Fernández Casanova. Uno de sus grandes aciertos fue mantener las partes antiguas que no tenían rigurosa necesidad de sustitución. En este sentido fue especialmente interesante el empleo de algunos materiales antiguos del propio castillo que se reutilizaron en la restauración. Nos referimos a los sillares antiguos y en avanzado estado de destrucción que fueron sustituidos por otros pero no modernos sino de los viejos que había sueltos.
Irónicamente, ni Adolfo Fernández Casanova, que dirigió los trabajos durante 18 años (desde 1897 hasta su muerte el 11 de agosto de 1915), ni el conde de Torralva, que los financió durante 35 (desde 1897 hasta su muerte el 4 de diciembre de 1932), vieron finalizada la restauración del castillo. Los dos murieron antes de su definitiva interrupción.
GARCÍA DEL JUNCO, F., ”El castillo de Almodóvar del Río (Córdoba). Una primera aproximación a su historia y restauración”, (2000), en Anales de Arqueología Cordobesa nº 11, Córdoba.
GARCÍA DEL JUNCO, F., Lectura arqueológica y proceso de restauración de una fortaleza medieval. El castillo de Almodóvar del Río, Córdoba. Siglos VIII-XX. (2011), Servicio de publicaciones de la Universidad de Navarra. Enlace permanente: http://hdl.handle.net/10171/20380, 2012.
GARCÍA DEL JUNCO, F., “Los subterráneos del castillo de Almodóvar del Río”, (2012), Actas del IV Congreso de Castellología, marzo de 2012, Madrid. Enlace: es/congreso/ACTAS.htm
GARCÍA DEL JUNCO, F., “Los subterráneos de Almodóvar”, (2012), en Castillos de España nº 167-170, Madrid.
GARCÍA DEL JUNCO, F., “Fundamentos teóricos de la restauración del castillo de almodóvar del Río (Córdoba)”, (2013), en MERIDIES nº 10, Córdoba.
GARCÍA DEL JUNCO, F., “Las marcas de cantero como señal de sincronía en los edificios de un castillo. El caso del castillo de Almodóvar”, (2013), en Castillos de España nº 171-172, Madrid.
GARCÍA DEL JUNCO, F., "Cómo hacer habitable un castillo medieval", (2013), en Castillos de España nº 178, Madrid.